cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (6)
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La Soledad del Convento de las Hermanas Clarisas de Hellín (Albacete)

cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (6)

Estado final. Cuadro de la Virgen de la Soledad. Convento Hermanas Clarisas de  Hellín. Albacete.

A mediados de 2005 llegaba a nuestro taller el lienzo de Ntra. Sra. de la Soledad procedente del Convento de las Hermanas Clarisas de Hellín en Albacete.  Obra datada en el siglo XVII y que sigue el modelo iconográfico introducido por Isabel de Valois esposa de Felipe II, y que se materializó en la imagen de la Soledad que  Gaspar Becerra realizase en pleno siglo XVII para el Convento de la Victoria de Madrid.

Los trabajos de restauración realizados sobre el lienzo comenzaron con el proceso de protección de la película pictórica y  posterior consolidación de los diferentes estratos.

cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (2)

Proceso de protección y consolidación

Seguidamente la labor se centraría en el desclavado del lienzo del primitivo bastidor y sustitución por uno nuevo que posibilitase las funciones de tensado.

cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (1)

Desclavado del lienzo del primitivo bastidor

La limpieza de la superficie pictórica consistió en la eliminación de barnices oxidados y diferentes estratos de suciedad acumulada a partir de una limpieza físico-química, sacando a la luz las tonalidades y matices originales de la obra.

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Proceso de limpieza de la superficie pictórica

Las carencias de la superficie de la obra se corrigieron a partir de un estucado tradicional tal y como apreciamos en la siguiente imagen de un detalle de la saya de la imagen de la Virgen.

cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (5)

Proceso de estucado

Entre los pasos finales de este apasionante proceso de restauración sobre el lienzo de la Soledad de las Clarisas de Hellín y tras el estucado se procedió a la reintegración cromática de la superficie pictórica a través de técnica diferenciada (regatino). Por último la protección del lienzo garantiza una conservación y estabilidad en el tiempo.

cuadro virgen de la Soledad. Convento de las Clarisas Hellín Albacete proceso Pablo Nieto (6)

Estado final de la obra tras su restauración

Apasionante trabajo el realizado sobre este lienzo que esconde debajo un sorpresa. En próximas publicaciones os mostraremos algunos de los datos que esta restauración nos aportó sobre una de las obras de este Monasterio hellinero con siglos de historia.

Verónica Pozo- Cañada
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LA VERÓNICA OBRA MANUEL LÓPEZ GUILLÉN DE POZO- CAÑADA (ALBACETE)

El equipo de El Parteluz comienza el año con nuevos propósitos, entre ellos queremos daros a conocer algunos de los increíbles trabajos que en los últimos años hemos realizado  en el taller, y que semana a semana iremos publicando en nuestras redes sociales.

Hoy queremos enseñaros la imagen de la Verónica de Pozo- Cañada, obra del escultor murciano Manuel Guillén Soriano que restauramos este verano y que se venera en la parroquia de San Juan Bautista.

Verónica Pozo- Cañada

La imagen de la Verónica de Pozo Cañada  presenta la iconografía tradicional cristiana de Santa Mujer que enjugó el rostro de Jesús en su camino al Calvario donde había de ser crucificado.  Su rostro  muestra un gesto de dolor contenido, de mirada baja y labios entreabiertos. El pelo tallado se recoge en la parte posterior de la cabeza en un elegante moño, mostrando un trabajo exhaustivo en las partes visibles de la imagen, que presenta un torso de anatomía básica bien definido y una sencilla devanadera de madera.

La imagen se presenta de pié, indicándonos una actitud estática, mientras con sus brazos flexionados sobre a lo largo del torso nos muestra el Sudario en el que quedó plasmado el rostro de Jesús, invitando al fiel a una recogida contemplación.

Los ropajes dejan ver el trabajo del escultor que se centró en cabeza y manos,  posibilitando a este la elaboración de unas finas carnaciones de veladuras rosadas, que se repiten también en parte de sus antebrazos y manos, también visibles y que se caracterizan por una elegante postura que otorga cierto movimiento a las extremidades de la Virgen, acentuando el carácter  dramático de la representación. De fina factura, sus manos encajan perfectamente con la estética neobarroca de principios del siglo XX, que caracterizará a la escultura religiosa española, y en concreto a la estética continuadora en el levante murciano de la estela del escultor Francisco Salzillo Alcaraz.

La autoría indicada anteriormente se atribuye en base a una inscripción realizada con grafito en una caja interior del torso de la imagen en la que se  puede leer:

Sin duda estas palabras nos aportan una información esencial para la catalogación de la talla; su autor, el lugar de realización, el año y el destino de la pieza sitúan esta obra como ya indicamos, como una clara continuación de los tremendamente arraigados modelos creados por Francisco Salzillo y que popularmente se extendieron por todo el levante español y gran parte del interior peninsular, especialmente por las provincias limítrofes a la actual Región de Murcia, entre las que destaca Albacete, tierra estrechamente ligada histórica y artísticamente a la vecina región ahora uniprovincial. Por lo tanto no es de extrañar que desde la creación de la escuela de escultura barroca murciana sus producciones se difundiesen por este amplio territorio y no solo durante el esplendor de la escuela si no durante toda su dilatada historia, en la que se fueron simultaneando y sucediendo nuevos exponentes continuadores de la estética asentada por el maestro de ascendencia napolitana.

En resumen estamos ante una imagen correcta en ejecución técnica, que cumple perfectamente su función de culto y de mover la piedad en las procesiones de Semana Santa, acorde con la estética neobarroca. De procedencia murciana, la imagen representa un nuevo ejemplo de la fructífera escuela escultórica salzillesca, que tiene en Murcia un importante centro de producción, con multitud de talleres de los que salieron un sin fin de imágenes para deleite de creyentes y amantes del arte.

El cuanto a la intervención llevada a cabo sobre esta imagen, esta se fundamentó en la limpieza generalizada de las superficies policromadas, la consolidación de esta, la reintegración de las pequeñas pérdidas que  presentaba, y la restitución de las pestañas sintéticas por unas nuevas de pelo natural, finalizando la restauración con la consolidación y la protección de la pieza para garantizar su correcta conservación, siempre siguiendo los criterios más actuales de conservación y restauración de bienes culturales.

 

Retablo de San Roque, Hellín

En 1.880, en el barrio de San Roque, en Hellín, fue construida una «ermita de nueva planta porque la primera estaba ruinosa y no correspondía a las necesidades de culto», en ella se realizó un retablo en el altar mayor (objeto de este estudio). Estaba formado por dos cuerpos de tres calles cada uno y un ático, siendo de escayola. Las pinturas que decoraban el retablo eran de Francisco Reolid.
El Altar Mayor, como ven, quedaba totalmente neutro. Tras un primer examen y alguna cata en la zona inferior del retablo, a la vista de que era de escayola, propuse dorar y policromar el retablo para enriquecerlo un poco.
Me encontré con la sorpresa de que al pasar el primer cuerpo, el resto del retablo era de madera. Evidentemente, realicé unas catas de limpieza y empecé a descubrir estratos uno tras otro, bajo el último de ellos un precioso oro fino con un estofado de gran calidad volvía a ver la luz después de muchos años.
Además, por todo el conjunto aparecían unas decoraciones adheridas a las tablas las cuales estaban realizadas con cartón prensado que al eliminarlas dejaban al descubierto otros estratos. Así que pasamos de ennoblecer una obra de escayola a recuperar una obra del siglo XVII bajo cuatro capas de pintura.
Aquí os muestro diferentes fotos de la limpieza:
Para el proceso de consolidación utilizamos cola orgánica tratada y termocauterio que inyectamos donde era posible y donde no, impregnamos para posteriormente presionar y secar devolviendo las propiedades perdidas a la obra.
En función de las huellas que nos dejan los faltantes repusimos los volúmenes, pero sin decoración alguna. La reintegración cromática se realizó según el criterio de mínima intervención, reintegrando las lagunas que distorsionaban la lectura del conjunto mediante regatino y respetando sin intervenir en el resto.
También aparecieron restos de pinturas bajo el retablo, que vimos una vez desmontado y que fueron recuperadas. Por cierto, algo realmente notable: las medidas del hueco del ático, coincidían con las de la tabla de una anunciación que se encontraba colgada en una pared de la iglesia y que fue restaurada por mí años antes.